Por medio de la computadora Artemio se enteró que, para la mayoría de los llamados “seres humanos”, cada edad tiene sus preguntas específicas. Los nenitos y las nenitas preguntan, quieren saber de una forma o de otra, de donde vienen los chicos, como se hacen. Ahí es que, por un tiempo, muchos creen en la cigüeña. Después, qué podrían hacer, de qué les gustaría trabajar cuando sean grandes. Y ahí a muchos les aparece lo que mas tarde será llamado de “vocación”. De ser ingenieros, abogados, médicos, enfermeras, policías, aviadores, u otras cosas. Como sus padres. Las nenitas, casi todas se preguntan con quién van a casarse. Cómo les gustaría que sea su marido. Para seguir la carrera matrimonial, como casi siempre sus madres y sus tías les dan a entender que es propia de toda mujer honesta. Los varones, en la adolescencia se preguntan si quieren cogerse esa mina, como será su cuerpo desnuda, si sus tetas serán altas o caídas. Y después cuántas minas se fueron cogiendo o, todavía, se quieren coger. Y las adolescentes, si ese muchacho sería un buen novio. Y después un buen marido. Así es que a todos, de diferente forma, de un modo o de otro, les llega un momento en que aparece una pregunta diferente: ¿qué fue de mi vida? Cuando esa pregunta los ronda, se les aproxima, algunos empiezan a beber mucho. Borrachos para no preguntarse por el pasado. Para no preguntarse ¿y eso fue todo? ¿Y nada más? ¿Qué fue lo que hice? Algunos se dan cuenta que pasaron casi toda su vida sellando documentos, organizando ficheros, atendiendo al público. Algunos, además de su mujer cogieron muchas minas para que, después, no les importe ser viejos. Pero cuando las recuerdan casi siempre se preguntan si estarán vivas. O solamente muy viejas. Cuando esas preguntas rondan, se les aproximan, algunos empiezan a beber. Para percibir únicamente el presente. Los autos que pasan. La gente caminando por la calle. El murmullos de todos hablando en el café. Esa linda mina con cara tristona. La sirena de un auto policial pasando. La mosca que da vueltas. La puerta abierta o media cerrada. Solamente ver y escuchar todo eso. Lo que pasa en ese momento. Por eso comienzan a beber mucho, para no hacerse preguntas molestas. O entristecedoras.
archivos y audios de Radio viejos.
viernes, 25 de enero de 2013
Qué fue de mi vida?
Por medio de la computadora Artemio se enteró que, para la mayoría de los llamados “seres humanos”, cada edad tiene sus preguntas específicas. Los nenitos y las nenitas preguntan, quieren saber de una forma o de otra, de donde vienen los chicos, como se hacen. Ahí es que, por un tiempo, muchos creen en la cigüeña. Después, qué podrían hacer, de qué les gustaría trabajar cuando sean grandes. Y ahí a muchos les aparece lo que mas tarde será llamado de “vocación”. De ser ingenieros, abogados, médicos, enfermeras, policías, aviadores, u otras cosas. Como sus padres. Las nenitas, casi todas se preguntan con quién van a casarse. Cómo les gustaría que sea su marido. Para seguir la carrera matrimonial, como casi siempre sus madres y sus tías les dan a entender que es propia de toda mujer honesta. Los varones, en la adolescencia se preguntan si quieren cogerse esa mina, como será su cuerpo desnuda, si sus tetas serán altas o caídas. Y después cuántas minas se fueron cogiendo o, todavía, se quieren coger. Y las adolescentes, si ese muchacho sería un buen novio. Y después un buen marido. Así es que a todos, de diferente forma, de un modo o de otro, les llega un momento en que aparece una pregunta diferente: ¿qué fue de mi vida? Cuando esa pregunta los ronda, se les aproxima, algunos empiezan a beber mucho. Borrachos para no preguntarse por el pasado. Para no preguntarse ¿y eso fue todo? ¿Y nada más? ¿Qué fue lo que hice? Algunos se dan cuenta que pasaron casi toda su vida sellando documentos, organizando ficheros, atendiendo al público. Algunos, además de su mujer cogieron muchas minas para que, después, no les importe ser viejos. Pero cuando las recuerdan casi siempre se preguntan si estarán vivas. O solamente muy viejas. Cuando esas preguntas rondan, se les aproximan, algunos empiezan a beber. Para percibir únicamente el presente. Los autos que pasan. La gente caminando por la calle. El murmullos de todos hablando en el café. Esa linda mina con cara tristona. La sirena de un auto policial pasando. La mosca que da vueltas. La puerta abierta o media cerrada. Solamente ver y escuchar todo eso. Lo que pasa en ese momento. Por eso comienzan a beber mucho, para no hacerse preguntas molestas. O entristecedoras.
Verano con silencios.
En pleno verano, cada tanto, me asalta esas ganas de no estar más, sobre todo cuando siento que mis palabras serán como el latido de un tango triste. No tengo motivos para estar triste ni tener nostalgia, y pucha que la misma viene cabalgando sobre el aire hacia mis pulmones directamente. Aveces,sólo hay tiempo para el silencio, profundo, inquisitor que nos va fraguando. Y como me cuesta este silencio que no quiero!!!Creo que nos vamos quedando sin palabras,vamos abandonando en cada estación lo que debimos decir pero ya no importa y sin embargo importa mucho...porque duele..aunque siempre dijimos demasiado. Silvia Vazquez
SRV
SRV
miércoles, 31 de octubre de 2012
¿Adónde van las lágrimas?
Adónde van las lágrimas del preso POR conciencia?
¿Se las traga la vida y las escupe la muerte?
¿O acaso se acovachan destilando reflejos
que brillan a lo lejos sin que se alcance a verlas?
¡No se!
Yo solo siento que quisiera juntarlas,
contarles que son sombras
revueltas en mi pecho.
¡Decirles que no encuentro la manera conciente,
Aunque quiera lanzarlas a corretear al viento!
Tal vez si se escaparan serían arco iris,
se volverían rocío,
de pronto,
o primaveras.
Formarían océanos de sal acumulada,
irguiéndose, aún cautivas,
en torno a la esperanza.
Porque su amor trasciende
las celdas y el olvido.
¿Se quedan deambulando en pozos de vergüenza
O corren al futuro en brisas de impaciencia?
¿Adónde van las lágrimas del preso POR conciencia?
Tal vez, en la pregunta
se esconda esa respuesta…
Nechi Dorado
jueves, 2 de diciembre de 2010

Si cada hora vino con su muerte.
Si el tiempo era una cueva de ladrones.
Los aires ya no eran buenos aires.
La vida nada más que un blanco móvil.
Usted, preguntará por qué cantamos.
Si los nuestros quedaron sin abrazo.
La patria casi muerta de tristeza.
Y el corazón del hombre se hizo añicos
antes de que explotara la vergüenza
Usted, preguntará por qué cantamos.
Cantamos porque el río está sonando
y cuando el río suena, suena el río .
Cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino.
Cantamos porque el niño y porque todos
y porque algún futuro y porque el pueblo.
Cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos.
Si fuimos lejos como un horizonte.
Si aquí quedaron árboles y cielo.
Si cada noche siempre era una ausencia
y cada despertar un desencuentro.
Usted preguntará por qué cantamos.
Cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida.
Y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza.
Cantamos porque el grito no es bastante.
Y no es bastante el llanto ni la bronca.
Cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota.
Cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo, en aquel fruto,
y sigue la eterna Nacha con su voz temblorosa eterna....
Christian vuelve a casa del colegio, donde estudia 5º de Primaria. Son las cinco y media de la tarde y sus papás, funcionarios de carrera ambos, están viendo 'Sálvame'. Viven en un moderno piso de 120 metros cuadrados en la avenida de las Cortes Valencianas. Y además, dos coches en el garaje, dos buenos planes de pensiones y un adosado en Dénia. Después de merendar mientras ve el programita de marras con sus progenitores y tras hacer los deberes, entra en la habitación que hace las veces de estudio, donde está su padre frente al ordenador, buceando en internet en busca de destino turístico para un próximo puente:
- Papá, tú, exactamente, ¿qué eres?
- ¡Ay va! ¿Y eso a qué viene, hijo? Ya lo sabes, funcionario.
- Sí, ya, pero ¿a qué te dedicas?
- Me dedico.... pero ¿por qué lo quieres saber?
- Es para un trabajo de clase, de Sociales, sobre nuestros padres.
- Bueno, pues yo soy liberado sindical, trabajo para un sindicato de clase y me dedico a defender a los trabajadores.
- ¿A defenderlos de quién?
- Pues... eh... a ver, cómo te lo explico. Las amenazas para el trabajador vienen a ser hoy las mismas de hace un siglo, los poderosos, los ricos, los caciques, los curas... Eso es lo que en España representa la derecha, el PP, Rajoy, Aznar, Camps, Rouco Varela...
- ¿Los curas? ¿Como los del colegio al que voy yo?
- Sí, digo, no, no es lo mismo, ya lo comprenderás de mayor.
- Y entonces tú defiendes a los trabajadores de todos esos señores, ¿no? Pero ¿en qué consiste tu trabajo? ¿Qué haces?
- Pues muchas cosas. Hablar con los compañeros, informarles de sus derechos, asesorarles... Ahora estamos preparando el 1 de Mayo, que es un día de reivindicación en todo el mundo. Con lo de Garzón, este año tenemos más motivos para salir a la calle, que es nuestra, no lo olvides.
- ¿Garzón? ¿Ese es otro de los que va contra los trabajadores?
- Qué va, qué va. Garzón es un luchador, como nosotros, como tu padre, un defensor de las libertades, un demócrata, y los franquistas quieren acabar con él.
- Entonces, los franquistas sí que son los que están en contra de los trabajadores.
- ¡Exacto! Lo que ocurre es que... vamos a ver, osea, en realidad Franco murió, pero de alguna forma es como si su espíritu aún estuviera vivo, como un fantasma de los cuentos que lees.
- Papá, yo en los cuentos que leo no hay fantasmas, hay skins, okupas y policías corruptos. Que no te enteras. Pero, una cosa, porque entonces no lo entiendo. ¿Franco ha muerto pero sigue gobernando? Pero... ¿no gobierna Zapatero, que tú dices que es un tío fantástico y que tenemos mucha suerte de tenerle en España?
- Ahí estamos, hijo mío. Zapatero lo intenta pero tú no sabes cómo dejó la derecha este país, tú no sabes lo que nos está costando acabar con las desigualdades y con las injusticias. Ahora mismo, los millones de parados, ¿de quién es culpa?, de la derecha y su modelo económico, todo basado en construir casas y más casas.
- Pero, papi, ¿construir casas no es lo que queríais hacer vosotros, los del sindicato, con aquella cooperativa que nos contaste? ¿Y no es lo que hace el abuelo y el tío José Miguel allá en el pueblo?
- Bueno, Christian, no es exactamente lo mismo... De todas formas, el papá está ahora muy ocupado... Por cierto, voy a preguntarle a tu madre si está planchada mi camisa de cuadros y los vaqueros para el acto sindical de esta noche de apoyo a Garzón. ¡María!, ¿tengo preparado mi uniforme reivindicativo?
- Pues no, ya sabes que Jessy (la ecuatoriana) sigue enferma, así que la cesta de la ropa está hasta arriba. Si quieres planchar tú...
- Sí, hombre, para eso estamos. Oye, y digo yo, ¿no le estarás pagando a Jessy por los días que no viene? Mira que al principio vino con muchas ganas pero cada vez la veo con más teclas, más protestona. ¡A ver si se va a acabar yendo a un sindicato...!
- ¡Papi, papi!, si se va a un sindicato puedes defenderla tú, interviene Christian.
- Niño, leche, ¿quieres irte de una vez a acabar los deberes?
Seaone.
cada pregunta tiene su respuesta
viernes, 30 de julio de 2010
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